El control de la temperatura es uno de los costes claves en la gestión de un edificio y un importante responsable del cambio climático. El mercado mundial de aire acondicionado está valorado en 62.000 millones de dólares (46.904 millones de euros), de los que 39.000 millones de dólares proceden de los más de 45 millones de unidades que se instalan en los hogares cada año.
El mayor crecimiento del negocio procede de los países en vías de desarrollo, con China a la cabeza. El sector de los intercambiadores de calor y los condensadores, usados para recuperar parte de la energía perdida, tiene un valor de 2.500 millones de dólares.
La innovación Bengt Warne, el arquitecto sueco, y su equipo estudiaron en la década de 1950 la gestión del aire natural y la humedad en los nidos de termitas de Tanzania y Zimbabwe. Estos nidos recurren a las leyes de la física para regular los flujos de aire, la temperatura y la humedad sin ninguna fuente de energía externa. Warne concluyó que estas colonias pueden cultivar hongos bajo tierra gracias a un meticuloso diseño del complejo que mantiene la temperatura a 27,2ºC y una humedad del 61%.
Fue otro arquitecto sueco, Anders Nyquist, el que animó a un equipo a diseñar un modelo matemático basado en las construcciones de las termitas, pero que pudiera ofrecer resultados predecibles para los arquitectos. Aplicó la técnica en la construcción de la Laggarberg School de Timra, cerca de Sundsvall, y demostró que este enfoque aporta beneficios tangibles más allá del ahorro energético, no sólo en climas cálidos y húmedos, sino también en ambientes fríos y secos. El aire se renueva cada hora sin suponer costes adicionales por el uso de calefacción o aire acondicionado y expulsa del edificio las partículas de polvo y los gérmenes, lo que repercute en beneficio de la salud de los ocupantes. Entonces, Nyquist y su equipo añadieron la interacción entre el color blanco y el negro al diseño exterior, imitando los cambios de luz y oscuridad al estilo de las cebras.
Estos arquitectos introducen las leyes de la física aplicadas por cebras y termitas en un excepcional nuevo tipo de diseño de edificio. Su uso genera múltiples beneficios, desde el ahorro de capital y la reducción de los costes operativos, a la mejora de la calidad del aire. Mientras los inmuebles estén bien aislados, el aire fluye por ellos sin necesidad de más sistemas de frío o calor. La oportunidad Aunque este enfoque no estimula el negocio de los proveedores de equipos de climatización, sí que ofrece un interesante nuevo modelo de negocio para las promotoras inmobiliarias. Con esto, el ahorro de dinero se complementa con un aumento de los ingresos, y una reducción del riesgo.
0 Responses to 'Termitas inteligentes que controlan Aire acondicionado'
Publicar un comentario